Con la llegada de la primavera y el inicio del verano, vienen las lluvias, la naturaleza despierta y los días se alargan. Pero para las personas con asma u otras enfermedades respiratorias, este período puede ser especialmente complicado. En el artículo “Alergias en primavera: síntomas y consejos para combatirlas” ya hablamos sobre las reacciones alérgicas estacionales y cómo pueden afectar a la salud. Ahora, queremos poner el foco en cómo estos mismos factores pueden incidir en patologías respiratorias crónicas como el asma, y qué hacer para protegerse.
Es importante hacer divulgación para prevenir y ayudar a gestionar mejor estas situaciones. Por ello, son oportunos la información de valor y varios consejos útiles para afrontar estos meses con mayor tranquilidad y seguridad.
La primavera y sus efectos sobre la salud respiratoria
Aunque el polen es uno de los grandes protagonistas de la temporada primaveral, no todas las dificultades respiratorias tienen una base alérgica. En personas con asma o bronquitis crónica, por ejemplo, el ambiente primaveral puede ser un factor irritante o desencadenante de crisis respiratorias, aunque no exista una alergia diagnosticada.
Los cambios bruscos de temperatura, el aumento de la humedad o las jornadas con viento intenso pueden provocar inflamación de las vías respiratorias y agravar los síntomas. Esto se traduce en más episodios de tos, opresión torácica, sensación de carencia de aire o necesidad de usar más a menudo la medicación de rescate.
Cuando llega el verano puede parecer que las dificultades respiratorias desaparecen. Pero no es siempre así. El calor intenso, la sequedad ambiental y el uso extensivo de aires acondicionados pueden mantener o incluso empeorar los síntomas respiratorios.
La exposición prolongada a aires fríos y secos puede irritar las vías respiratorias, mientras que los repentinos cambios de temperatura (como entrar en un espacio con aire acondicionado muy fuerte desde la calle) pueden provocar constricción bronquial. Además, la contaminación ambiental aumenta a menudo en verano, favoreciendo la presencia de ozono troposférico, un irritante para las personas con asma.
Claves para cuidar la salud respiratoria
La mejor forma de afrontar estos meses es con preparación y constancia. Se recomienda:
- Controlar la enfermedad. Sigue rigurosamente el tratamiento pautado por tu equipo médico. Si notas un empeoramiento, no esperes: consulta.
- Evitar cambios bruscos de temperatura. Ajusta los aparatos de aire acondicionado y ventila tu casa en horas de menor calor.
- Hidratación constante. El agua ayuda a mantener las mucosas hidratadas y facilita la expulsión de mucosidad.
- Uso de mascarilla si es necesario, especialmente en días de viento o en zonas muy contaminadas.
- Ejercicio de forma controlada, preferiblemente a primera hora de la mañana o al anochecer, cuando hace menos calor.
- Evitar fumar y espacios con humo. El tabaco es un gran enemigo de las vías respiratorias.
Los niños y las personas mayores son especialmente vulnerables a los cambios ambientales. Es importante estar atentos a síntomas como la tos persistente, el cansancio excesivo o la dificultad para respirar, y actuar enseguida.
En estos meses más delicados, tanto las personas con una enfermedad respiratoria diagnosticada como las que simplemente quieren cuidar mejor de su salud tienen a Assistència Sanitària siempre a su lado. Nuestro cuadro médico incluye especialistas en neumología, alergias y atención primaria preparados para dar respuesta rápida y eficaz a cualquier situación. Además, disponemos de servicios de atención virtual y presencial para que puedas elegir la modalidad que mejor se adapte.
Respirar bien es vivir mejor y en Assistència Sanitària cuidamos de tu salud en cada estación del año.