La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y tiene la importante función de protegernos de los elementos externos. Sin embargo, cuando se trata de los rayos UV, la piel necesita una defensa adicional. La exposición prolongada y sin protección a los rayos UV puede provocar quemaduras solares, envejecimiento prematuro de la piel e incluso aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Es precisamente durante los meses más calurosos cuando la piel puede enfrentarse a problemas relacionados con el sol. Las quemaduras solares son uno de los más comunes, sobre todo en determinados fototipos, que son las categorías que determinan la sensibilidad de una persona a la radiación solar (cuanto menor, menor capacidad de broncearse y más tendencia a quemarse) . Los síntomas de las quemaduras incluyen enrojecimiento, inflamación, sensibilidad y, en casos graves, ampollas. También pueden surgir erupciones cutáneas, como la erupción solar, que se manifiesta como pequeñas protuberancias rojas y pústulas en áreas expuestas al sol.
¿Qué consecuencias puede acarrear la exposición excesiva a los rayos UV? Sin duda, uno de los riesgos más preocupantes es el desarrollo de cáncer de piel, puesto que los rayos UV pueden dañar el ADN de las células de la piel y desencadenar mutaciones cancerígenas. Además, una exposición excesiva y sin protección puede acelerar el proceso de envejecimiento de la piel y, por tanto, la aparición de arrugas, manchas oscuras y pérdida de elasticidad.
Afortunadamente, hace años que la investigación biomédica estudia los efectos de los rayos UV sobre la piel y conoce la forma de prevenir efectos no deseados y minimizar los riesgos asociados. Estos son los principales consejos a tener en cuenta durante el verano:
- Protector solar. Utiliza un protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30. Aplícalo generosamente en todas las áreas expuestas de la piel, incluyendo cara, cuello, brazos y piernas. Vuelve a aplicarlo cada dos horas y después de nadar o sudar.
- Ropa protectora. Usa ropa de manga larga, pantalón largo y un sombrero de ala ancha para cubrir la mayor parte de tu piel. Busca piezas con una clasificación de protección ultravioleta (UPF) para mayor protección.
- Sombra. Evita la exposición directa al sol durante las horas de máxima radiación ultravioleta, que generalmente se encuentran entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, y busca sombra bajo los árboles, sombrillas o estructuras cubiertas.
- Gafas de sol. Protégete también los ojos de los rayos UV utilizando gafas de sol que bloqueen el 100% de los rayos UVA y UVB.
Proteger nuestra piel del sol es esencial para mantenerla saludable y prevenir problemas a largo plazo. Durante el verano, cuando en nuestra latitud los rayos UV son más intensos, es especialmente importante tomar medidas adecuadas para evitar quemaduras solares, erupciones cutáneas y otras complicaciones. Y, como siempre, no olvides consultar a tu dermatólogo o especialista para que, en caso de necesidad, pueda hacerte el diagnóstico más preciso, ya que cada persona puede presentar variaciones.
Y recuerda: ¡protector, ropa, sombra y gafas de sol son la clave! Cuidar nuestra piel nos permitirá disfrutar del sol de forma segura y mantener una piel radiante y saludable durante todo el año.